Urgente vs. Importante: La clave para manejar mejor el tiempo y ser más feliz
- Danila Pieruccioni
- 7 mar
- 4 Min. de lectura

Urgente vs. Importante: La clave para manejar mejor el tiempo y ser más feliz
Durante años, pensé que era una maestra de la productividad. Podía manejar múltiples plazos, responder correos mientras preparaba una sesión de capacitación, y meter una última tarea antes de cenar. Estaba convencida de que moverme rápido significaba ser efectiva. ¿Pero la verdad? Estaba constantemente agotada, reaccionando a lo que parecía ser lo más apremiante en ese momento, y rara vez avanzaba de verdad en lo que realmente importaba.
Me tomó mucho tiempo darme cuenta de que lo urgente no es lo mismo que lo importante — y que vivir en un estado constante de urgencia es una de las maneras más rápidas de sentirse abrumada, estancada y sin realización.

Urgente vs. Importante: ¿Cuál es la diferencia?
📌 Urgente: Son tareas que requieren atención inmediata. Están vinculadas a plazos cortos y suelen generar presión. Algunas de ellas son realmente importantes, pero muchas no lo son.
Ejemplos:
Responder mensajes apenas llegan.
Apagar incendios en el trabajo.
Resolver problemas de último momento.
📌 Importante: Son tareas que tienen un impacto significativo en nuestros objetivos a largo plazo. No siempre son urgentes, pero son las que realmente hacen la diferencia.
Ejemplos:
Diseñar estrategias en lugar de solo reaccionar a lo inmediato.
Invertir en relaciones significativas en lugar de solo mantenerse al día con chats y correos.
Cuidar el bienestar personal antes de que el estrés se convierta en un problema.
Si pasamos el día entero en modo “urgente”, estamos constantemente reaccionando en lugar de dirigir nuestra propia agenda. Y lo peor es que lo importante sigue quedando relegado… hasta que un día se convierte en una crisis urgente también.
De la vida corporativa a la sierra: Una llamada de atención
Cuando trabajaba a tiempo completo en capacitación corporativa, la urgencia era la norma. Siempre había un correo para responder, un proyecto de último minuto para terminar, o una reunión a la que asistir. Me acostumbré tanto a funcionar en modo reactivo que, incluso cuando me mudé a la sierra para trabajar a mi propio ritmo, seguía sintiendo la misma presión.
Me encontraba revisando correos hasta tarde en la noche, diciendo sí a proyectos que no se alineaban con mis objetivos y sintiéndome culpable si no estaba constantemente ocupada. El cambio de ambiente no modificó los hábitos que había construido.
En casa, era igual. Entre criar a mi hijo, pasar tiempo con mi marido y ocuparme de las tareas diarias, es fácil quedar atrapada en los pequeños incendios —las urgencias que, a pesar de ser apremiantes, no son necesariamente importantes. Una solicitud de último minuto de la escuela, un recado inesperado, la sensación de que debía hacer una cosa más antes de poder relajarme.

Cómo cambié mi enfoque
Antes, si alguien me escribía un mensaje, sentía que debía responder de inmediato. Si surgía un pedido de último momento, dejaba todo lo demás para resolverlo. Pero cuando me convertí en mamá, me di cuenta de que no quería vivir así. No quería estar con mi hijo físicamente, pero con la cabeza en un correo electrónico. No quería seguir dejando para después lo que realmente me importaba.
Así que empecé a gestionar mejor mis prioridades. Y aunque al principio fue un desafío, hoy puedo decir que cambió mi vida. Viviendo en la sierra, con un trabajo que disfruto y un equilibrio mucho más sano, entendí que el tiempo es nuestro recurso más valioso.
Un día, mientras estaba en la compu respondiendo correos, mi hijo me pidió que lo mirara jugar. Le dije que sí, pero sin despegar la vista de la pantalla. Unos minutos después, me dijo: “No me estás mirando de verdad”. Y tenía razón. Estaba presente, pero no realmente ahí.
Cómo priorizar lo importante sin dejarse arrastrar por lo urgente
💡 Usá la Matriz de Eisenhower: Esta herramienta simple pero poderosa te ayuda a clasificar tus tareas en cuatro categorías:
1️⃣ Urgente e importante: Hacelo ahora.
2️⃣ Importante pero no urgente: Programalo y asegurate de hacerlo.
3️⃣ Urgente pero no importante: Delegalo si podés.
4️⃣ Ni urgente ni importante: Eliminá esas distracciones.
⏳ Reservá tiempo para lo importante: Si esperás a "tener tiempo" para enfocarte en tus prioridades, probablemente nunca suceda. Agendalo como harías con una reunión de trabajo.
🚀 Aprendé a decir NO: No todo lo que es urgente para otros tiene que ser urgente para vos.
🧘 Recordá tu objetivo final: ¿Qué querés lograr en el trabajo? ¿En tu vida personal? Asegurate de que cada día tenga espacio para lo que realmente te acerca a esos objetivos.
Este cambio no ocurre de un día para el otro, pero te prometo que vale la pena. Y si querés aprender cómo aplicarlo en tu vida, te invito a un taller sobre gestión del tiempo y prioridades, donde vamos a trabajar con herramientas concretas y casos reales para ayudarte a enfocarte en lo que realmente importa.
Si te interesa, escribime y te cuento más. 😉
¿Querés dominar esta habilidad?
Aprender a distinguir lo urgente de lo importante es un cambio radical —en el trabajo, en las relaciones, en la vida. Pero no siempre es fácil hacerlo por tu cuenta.
Por eso me entusiasma anunciar un próximo taller sobre gestión del tiempo y priorización. Si alguna vez sentiste que estabas reaccionando en vez de liderar tu tiempo, este taller es para vos.
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